Quantcast
Channel: El Hurgador [Arte en la Red]
Viewing all articles
Browse latest Browse all 2069

Lilian Rosales [Pintura, Dibujo / Painting, Drawing]

$
0
0
Una nueva entrevista de Shirley Rebuffo, en este caso a la periodista y artista venezolana residente en España Lilian Rosales. Una selección de su obra pictórica y dibujos acompañados por una serie de reflexiones de Lilian sobre su formación, influencias, actividades y diversos aspectos de su práctica creativa. 
Texto en inglés al final del post.

A new interview by Shirley Rebuffo, in this case to the Venezuelan journalist and artist living in Spain Lilian Rosales. A selection of her paintings and drawings accompanied by a series of reflections by Lilian on her training, influences, activities and various aspects of her creative practice. 
Text in English at the end of this post.
_________________________________________________________

Lilian Rosales De Canals
(Cabimas, Zulia, Venezuela, 1965-)
en Barcelona, España / at Barcelona, Spain


Lilian Rosales es una artista plástica, fotógrafa, periodista e ilustradora gráfica venezolana, nacida en la provincia de Cabimas, Zulia, el 18 de noviembre de 1965. Estimulada por su abuelo que la veía dibujar y pintar durante horas, a los 7 años participa en la elaboración de la pintura mural para escuelas de su provincia natal. Como periodista es egresada de Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, con un Máster en Bellas Artes por la Universidad Autónoma de Barcelona. Asiste a clases de dibujo y pintura en la Escuela de Arte Pedro Oporto, Venezuela, pero pronto abandona la Academia debido a otros compromisos profesionales. En 2002 emigra España, instalándose en la ciudad de Barcelona.

"Hija del viento / Daughter of the Wind", acrílicos, lápices de color y grafito sobre lienzo /
acrylic, color pencil, and graphite on canvas, 29 x 37 cm., 2020

Entrevista de Shirley Rebuffo

Shirley Rebuffo: ¿Dónde has estudiado y cómo fue esa etapa? 
Lilian Rosales: Aunque pinto y dibujo desde muy pequeña, se podría decir que durante años se trató de una actividad alternativa a mi trabajo como periodista. Era por aquel entonces una periodista que pintaba y me codeaba con algunos pintores sin otro ánimo que el de obtener una entrevista o un reportaje de ellos como figura, aunque tuve por aquél entonces la gracia de exponer mi obra en salas del país. En la Universidad Andrés Bello de Caracas, Venezuela, estudié las licenciaturas de Comunicación Audiovisual y Periodismo. Más tarde en España, realicé un Máster en Bellas Artes en la Universidad Autónoma de Barcelona. En cuanto a la pintura, soy básicamente una autodidacta. 
Todo comenzó sin pretensión alguna. La actividad artística durante mi estancia en Venezuela constituía un recurso alternativo de expresión urgente, una oportunidad para la catarsis y, por último, la adquisición y desarrollo de un lenguaje que me facilitaría -sin advertirlo- el entrar en salas (con exhibiciones individuales o colectivas) y sobre todo, el establecimiento de un contacto más próximo con artistas y maestros del arte venezolano como Manuel Piney, Darwin Araujo (fallecido recientemente), Gabriel Bracho, Omar Patiño, Oswaldo Vigas y Edgard Queipo, entre otros. Del intercambio de impresiones y de algún curso que hiciera con ellos, nació una intención más seria de seguir por estos derroteros, idea que fue ganando terreno transcurridos los años, empujada por la aceptación y buena valoración de mi trabajo.

De la serie "El zulo" / From The Hideaway Series
"Para vivir / To Live", tinta china con retoque digital sobre papel texturizado /
Chinese ink with digital retouching on textured paper, 32 x 45 cm., 2020

En esta serie la artista representa la soledad, la angustia, el aislamiento, la pérdida del emigrado, del preso político, del hombre sometido por causas ajenas a su voluntad.

"Soledad en cuarentena 2 / Loneliness In Quarantine 2"
Acrilico y tinta sobre papel / acrylic and ink on paper, 29,3 x 42,5 cm.

SR: ¿Cómo fue cambiar de país? ¿Hubo un cambio de visión para el arte, para con tu trabajo?
LR: Ha sido una experiencia dura, sobre todo por el hecho de que la decisión fue consecuencia de una crisis profunda en mi país (Venezuela) que por aquel entonces no asomaba ni remotamente la profundidad que alcanzaría con los años pero que, crisis al fin, generó sus primeras expulsiones de profesionales en busca de oportunidades y previendo el escenario que más tarde sería noticia en los medios del mundo. Mi padre decía que emigrar era como haber sido víctima de un incendio, y cuánta razón le asistía. Es un volver a foja 0. Más vale que ejercites el desapego a cosas materiales –la que dejaste atrás–, a certezas que construiste para protección propia y de los tuyos, y asumas ese vuelco que exige de una flexibilidad infinita, de una reflexión continua, de la una fe inamovible y, finalmente, de saber leer entre líneas el sentido de la vida hasta recobrar el nuevo ritmo.
Sin duda, esta mudanza en la propia existencia significó un cambio profundo en mi interior y en el de los míos, un vuelco en mi visión acerca de la vida y, en consecuencia, en mi forma de expresar, que se ha hecho patente a lo largo de los años. Aquella urgencia de la que te hablé superó la falta de materiales con los que contaba para trabajar e influyó en mi incursión en el uso de otras técnicas como la tinta china, de otros soportes más modestos y de mi incursión en el dibujo como trabajo terminado y no como boceto de una pintura. 
Por otra parte, la condición de inmigrante por razones políticas, sabiendo que se ha dejado buena parte de la propia gente en medio de una crisis letal, en un país que se desmorona, no puede pasar inadvertida ni con un océano de por medio. El dolor se convierte en un compañero que llena la mochila y hay que saber drenarlo para proseguir el viaje. No solo haciendo esta terapia creativa sino poniendo el arte al servicio de la denuncia de las inequidades en todo el mundo, sin distinción de banderas ni ideologías, porque al final las victimas acaban siendo víctimas de cada extremo del espectro político, específicamente del egoísmo y la ceguera del poder. El dolor propio y la percepción del que aflige a terceros, en su versión más edificante (en una suerte de sublimación) permite también recrear nuevos y posibles escenarios, utopías que como balones de oxígeno alimentan una actitud positiva, útil y trasladable a mi oficio de periodista. En ese contexto, pese al hecho de jamás haber abandonado el ejercicio, el arte comenzó a ganar terreno en mi estancia en España; surgieron oportunidades para nuevas exhibiciones obligándome a vivir en esta dualidad expresiva cuyas dinámicas me resultan ya indivisibles e inmensamente útiles.
Por otra parte, de este binomio arte-periodismo se han desprendido interesantísimos y nutritivos vínculos con otros artistas, con otras visiones, permitiéndome formar parte de una amalgama de creativos latinoamericanos que palpita en el corazón de Barcelona, artistas de diferentes generaciones que en esa urdimbre formada entre noveles y veteranos de la talla de Ricardo Benaim, abren nuevos espacios al diálogo desde el territorio del arte mismo constituyendo una interesante aportación desde el exilio al arte contemporáneo made in Spain.

"La vida en una maleta / Life in a Suitcase", tinta sobre papel / ink on paper, 21 x 29,7 cm., 2020

SR: Cuéntame algún episodio de tu vida que creas te haya marcado para seguir el camino del arte. ¿Cuándo has comenzado a pintar?
LR: Mi abuelo materno al verme 5 horas (puede que él exagerara) tendida al suelo en una especie de trance recreando mi mundo imaginario, sentenció: "Esta niña va a ser pintora". Tenía 6 años y mi adoración por aquella actividad era extraordinaria y la única que estaba marcada por una autodisciplina. Dibujar y luego pintar ha sido una actividad vital de la que nunca he podido despojarme. Se trataba de una actividad más bien íntima. Probablemente el punto de giro fue un mural por encargo que realicé siendo aún una pequeña. Aquello liberó adrenalina, noradrenalina y demás hormonas a chorros. Desde entonces necesito ese trance para darle sentido a la existencia.

De la serie "El zulo" / From The Hideaway Series
"Enfrascada", tinta china con retoque digital sobre papel texturizado /
Chinese ink with digital retouching on textured paper, 32 x 45 cm., 2020

SR: ¿Sufres de nostalgia?
LR: ¿Qué desterrado no siente nostalgia?  Un mal hijo de la tierra…
¿Cómo no sentirla? Los griegos que, por razones obvias, fueron unos adelantados que marcaron la civilización occidental en la elaboración de la concepción globalizadora del hombre y su destino, ya supieron para la fecha del efecto devastador de la nostalgia convirtiendo el destierro en la peor condena habida, en la pena capital por excelencia. Un castigo peor que la muerte. Su idea se sustentaba en el hecho de que el desterrado, poseedor de la memoria como atributo, era consciente de su destrucción al ser borrado de la historia. 
El artista en el exilio tiene un inexcusable deber con la cultura que integra, con la propia historia de su pueblo - que no es solo la del país que le ha parido - sino la de ese territorio sin fronteras en el que habita la humanidad entera y que, en el fondo, demanda compromiso para mirar más hacia adentro en una época de grandes distracciones. El artista en el exilio se alimenta de la nostalgia, sí, a veces del desaliento y la adversidad para poner en valor la propia vulnerabilidad, esa que ha sido redescubierta por el mundo entero durante los días de pandemia. El artista en el exilio desde esa consciencia de la propia vulnerabilidad alza su fortaleza y reivindica así su condición de “parte de un todo indivisible”, haciéndose más empático y, por ende, más próximo a la posibilidad de representar el testimonio ominoso de la muerte y su contraparte en las memorias íntimas de la vida mientras se celebra agradecido. Como dijo Galeano (Días y noches de amor y de guerra) “estar vivos es una pequeña victoria”, es ser capaces de la alegría a pesar de los adioses y los crímenes. 
La nostalgia también es restaurativa, contrarresta los efectos de la distancia cuando ayuda a reconstruir el lugar perdido y crea una memoria colectiva acerca del exilio, cuando medita acerca del espacio y del tiempo, creando un espacio simbólico que además tiene valor antropológico.

"Soledad en cuarentena / Loneliness In Quarantine"
Acrilico y tinta sobre papel / acrylic and ink on paper, 29,3 x 42,5 cm.

SR: ¿Cuál es tu medio de expresión favorito? 
LR: Me muevo irremediablemente en tres dimensiones la narrativa, la fotografía y la pintura en lo que a creación respecta. No puedo prescindir de ninguna porque ante mi condición infiel en la expresión, ellas me ofrecen la variedad y complementariedad que requiero.

SR: ¿Qué dirías que es lo más difícil de representar?
LR: No hay nada difícil de representar en tanto que la creación resulta un ejercicio tan íntimo y subjetivo. Creo que en el camino de la creación cada cual tiene su talón de Aquiles propio: para unos el aspecto técnico, para otros el objeto representando, las emociones, por ejemplo. Lo difícil, en realidad, es vivir de la pintura cuando no eres un artista consagrado.

De la serie "El zulo" / From The Hideaway Series
"Metamorfosis / Metamorphose", tinta china con retoque digital sobre papel texturizado /
Chinese ink with digital retouching on textured paper, 32 x 45 cm., 2020

SR: El ocre reina en tu paleta cromática llenando “arenas” e impactando de lleno en las retinas. ¿Qué valores emocionales crees que aporta este color a tus obras?
LR: Confieso que en buena parte de mis obras los colores cálidos son la regla que predomina. En relación a la muestra en particular de los Zulos, ciertamente son los ocres los que pueblan ese universo y nos remiten nuevamente al tema de la añoranza, del pasado y de la nostalgia, en tanto que es un elemento de rigor en la temática que abordo y que tiene que ver con la realidad castradora que enfrentan algunos migrantes y que indefectiblemente está en franca relación con el pasado inmediato y el sentido de pérdida. 
Yo parto, fundamentalmente, de las emociones, que me aportan una especie de arco reflejo que acaba sobre la marcha eligiendo la paleta. Sin embargo no niego que tengo presente de manera más experimental los valores psicológicos, simbólicos o estéticos del color, las interacciones y armonías cromáticas, pero el análisis sesudo acerca de estos recursos prefiero dejárselo a quienes interpretan mi trabajo.

De la serie "El zulo" / From The Hideaway Series
"Desesperanza / Despair", tinta china con retoque digital sobre papel texturizado /
Chinese ink with digital retouching on textured paper, 32 x 45 cm., 2020

SR: ¿Qué técnica usas para elaborar tus trabajos?
LR: Trabajé durante mucho tiempo sobre lienzos de mediano a gran formato con una técnica mixta que involucra pintura acrílica, pastel al óleo y lápices de color. Sobre tela me gusta usar espátula para añadir texturas (impasto), también el scumbling y las veladuras. Disfruto trabajando con masillas, sales y similares. Aunque honestamente en el momento de trabajar respondo a una pulsión y estos nombres no me dicen nada. Es la demanda interior traducida en urgencia lo que me mueve a hacer una cosa u otra sobre el lienzo, la madera o el cartón. 
Por otra parte, trabajo las ilustraciones sobre papel o cartulina texturizada. Para ello utilizo preferentemente la tinta, en ocasiones el acrílico y hasta suelo experimentar con la posproducción en Illustrator.

"Abyssus abyssum invocat (Llamadas profundas / Deep Calls)", acrílico y pasteles al óleo sobre tela /
acrylic and oil pastel on canvas, 86 x 104 cm., 2006

"Aplastado / Flattened", acrílico y pasteles al óleo sobre tela /
acrylic and oil pastel on canvas, 81 x 60 cm., 2007

SR: ¿Dónde encuentras la inspiración?
LR: En la propias inquietudes y preguntas acerca de la existencia, de su significado y finalidad. En las emociones que nos mueven, en la angustia existencial en términos universales, en la denuncia acerca de las injusticias, las inequidades, y en el insight dentro de la propia memoria como guía que, devenida del pasado, nos proyecta alternativas de futuro de manera asertiva.
La pandemia supuso, por ejemplo, un suceso que desencadenó un trabajo especial acerca de esas preguntas universales que, como sujetos, creo debemos hacernos e intentar responder.

"Me enfado y no respiro / I Get Angry And I Don't Breathe"
Tinta y acrilico sobre papel / ink and acrylic on paper, 21 x 29,7 cm., 2020

SR: ¿Qué importancia crees que tiene la reflexión sobre lo femenino en tu obra?
LR: Evidentemente, el arte real no es ni masculino ni femenino, sino humano.
Hasta el s. XX las mujeres habían sido objeto del arte, cosificadas, musas, modelos o compañeras. Entre el comienzo del s. XX y hasta la década de los 70, los artistas europeos y norteamericanos, desde los cubistas hasta los representantes del Pop art, mantuvieron esa idea que justificaba la persistencia de la subordinación de las mujeres a los hombres. Eran tan solo objeto de posesión y deseo. Representadas en lugar de representadoras. Más allá de sumarme a la lucha más que justificada de derechos igualitarios, creo que es necesario destacar la mirada de lo femenino sobre el mundo y su reflexión que mucho puede aportar para reencauzar el destino de la humanidad. A fin de cuentas, es un mundo en el que cabemos todos.
A este respecto queda camino por recorrer y creo que la visión femenina ha de entrar de una vez por todas, y por la puerta grande, en el debate de los asuntos importantes, y dar respuestas universales acerca del sentido que tiene la propia existencia –la de todos: hombres y mujeres– en la tarea de diseñar un modelo de mundo más igualitario y justo.
La mirada holística de las mujeres, acoge con un especial equilibrio lo cognitivo y lo afectivo, son equilibrio y armonía, que cada día resulta más urgente en términos globales.
Veo el mundo a través de los ojos, la inteligencia y la sensibilidad femenina por ello me inquieta sobremanera nuestra aún escasa participación en la cultura, en el presente, en la toma de decisiones fundamentales.

"Marcelo confinado / Confined", tinta sobre papel / ink on paper, 32 x 46 cm., 2020

De la serie "El zulo" / From The Hideaway Series
"Pánico / Panic", tinta china con retoque digital sobre papel texturizado /
Chinese ink with digital retouching on textured paper, 32 x 45 cm., 2020

SR: ¿Trabajas sobre tus recuerdos y vivencias?
LR: Trabajo sobre reflexiones y pulsiones. Los recuerdos que retrotraigo me sirven para poner en valor el presente y proyectar escenarios a futuro, los escenarios que detesto ver y los que anhelo por el bien de la humanidad.

SR: ¿Qué te atrae de lo onírico?
LR: Sin duda es un mundo necesario para el propio equilibrio y fascinante como fuente-recurso para la creación, porque no tiene justificación ni fronteras e indaga en procesos volitivos de cada sujeto. La creación basada en lo onírico nace en la entera libertad. Su interpretación no tiene límites. ¿Qué espacio puede ser más codiciado que éste? No soy amiga de las talanqueras. 
Me gusta en ocasiones, aunque no siempre, alejarme de la realidad tal como la conocemos. Disfruto de la experiencia de crear una especie de rendija a través de la cual las personas puedan asomarse y contemplar, reflexionar en torno a temas universales desde la propia experiencia, como quien se mira a un espejo.
Pero es mi pintura la que guarda más relación con ese mundo de lo onírico que la ilustración en sí misma. Y eso se debe a que la primera es para mí la actividad capital, mi pasaporte a la libertad, a las propias cavilaciones. La segunda, en ocasiones puede llegar a responder a ciertos lineamientos predeterminados ya que algunos trabajos son producto de encargos, otros han estado destinados a concurso, y solo aquellos que van por libre, están pincelados con lo onírico y/o surrealista en tanto que liberación de la psique e invitación para continuar soñando y dirigiendo nuestra atención hacia ideales. Sin ellos, sin las utopías, creo que todos los individuos (incluyéndome) quedaríamos anclados en la mediocridad, el miedo, el conformismo, la inequidad y la opresión.

"Doña Guillermina", tinta sobre papel / ink on paper, 21 x 29,7 cm 2020

"Lilith", acrílico, pasteles al óleo y grafito sobre tela /
acrylic, oil pastel, and graphite on canvas, 81 x 60 cm., 2010

SR: ¿En qué movimiento artístico encuadrarías tus obras?
LR: Odio las etiquetas y categorías, aunque entiendo que son necesarias en tanto que nos permiten comprender y organizar el mundo que nos rodea. Pero no puedo abstraerme y olvidar que también constituyen una suerte reduccionista y a veces peligrosa de la propia realidad que procuramos comprender. Odio los hashtags y siendo periodista me he visto obligada a aprender a usarlos, pero los confino al olvido cada vez que puedo o los mezclo con cierto desparpajo (o descuido) para trocar su significado. Así cuando en Instagram cuelgo una fotografía en mi cuenta a menudo la gente me pregunta: "¿Y por qué le has puesto el hashtag de #people_and_world a unos postes con cables?". Y allí me pillan en las conexiones que yo establezco entre un objeto u objetos como el porte con cables, y la idea de “viejos vínculos” que me remiten a lo humano. ¿Por qué no puedo emplear ese hashtag entonces? Entiendo que, si lo evalúo en función de ese contar visitas, del tráfico y los likes estoy verdaderamente Out. Pero como ese no es mi interés sino disfrutar compartiendo aquella idea del mundo, pues no me queda otra cosa que reírme de quienes me recriminan el mal uso de una herramienta que por otro lado es paradójico, siendo periodista. 
Pero entrando por la horma, el surrealismo afecta de manera inequívoca buena parte de mi trabajo.

SR: ¿Crees que tu trabajo como periodista te ha ayudado o por el contrario te ha quitado tiempo para el desarrollo de tu trabajo artístico?
LR: Combinar ambas actividades a menudo es complicado en tanto que estamos sujetos a la finitud del tiempo. Siempre he querido que mi cuerpo rinda más de lo posible porque mi cabeza no para. Pero al margen de este hecho insalvable, todo son ganancias. El oficio de periodista es maravilloso para quien encarna un artista. Por defecto profesional afina la mirada hacia el entorno (o al menos es lo que debería hacer) y profundiza en la paradoja que supone el incrementar la empatía, al tiempo que demanda distancia con los hechos y sus protagonistas en procura de la utópica objetividad. Es un ejercicio de contaminación entre ambas disciplinas, de ir y venir, que crea vínculos muy fuertes con la humanidad a través del compromiso, que obliga permanentemente a intentar formularnos esas preguntas universales y a proyectar soluciones posibles. Todo lo que allí describo es además el germen que alimenta mi creación con una especie de apetito voraz buscando eco en los demás porque entiendo que solo conectados podemos construir.

De la serie "El zulo" / From The Hideaway Series
"Ángel caído / Fallen Angel", tinta china con retoque digital sobre papel texturizado /
Chinese ink with digital retouching on textured paper, 32 x 45 cm., 2020

In this series (The Hideaway or The Cache), the artist represents the loneliness, the anguish, the isolation, the loss of the emigrant, of the political prisoner, of the man subjected by causes beyond his control.

"Escenas de pandemia / Pandemic Scenes", tinta sobre papel / ink on paper, 21 x 29,7 cm., 2020

SR: ¿Qué papel piensas que tienen los egos de los otros, en tus obras?
LR: Todo en tanto que mi trabajo es una impostura ante ellos, y desde luego no es el ego (el yo) de Freud, ni el equiparable al amor propio. Me refiero a ese ego individualista o narcisista, al vinculado con egoísmo, que está mucho más cerca del “ello” freudiano (necesidades individuales). 
Esta pandemia nos ha dado muestras de la necesidad de subrayar nuestra condición de sujeto social. Lo colectivo es imperioso para que la sociedad se fortalezca y el individuo como unidad goce de ciertas seguridades. Detrás de todo esto está la necesaria justicia social que no me cansaré de demandar. Es como tener un tapiz en el que luce una hermosa figura que vista en su conjunto es roja pero que al acercarte está conformada por pequeñísimos hilos de tonalidades que van del propio color rojo al blanco, inclusive a cualquier otro color alternativo. El rojo que predomina parece ser el “indispensable” e insustituible pero basta con tirar de otro pequeño hilillo para asegurar que el tejido se desmonta poniendo en riesgo la forma y el concepto en su totalidad. Eso es lo que estamos haciendo al sostener una sociedad de injusticias y creo que el covid-19 ha venido como anillo al dedo para recordar cuánta interdependencia existe entre unos y otros, y que al final de nada vale la ostentación de poder o riqueza cuando una amenaza como esta nos pone a todos en igualdad de condiciones.
Esa es la lección de la pandemia, un recordatorio, un espejo para quienes encarnan esos hilos rojos, para que los egos y los autodenominados poderosos recuerden que su supervivencia también está supeditada al bienestar de los hilos blancos.

"Autoretrato / Self Portrait", acrílicos y lápices de color sobre lienzo /
acrylic and color pencil on canvas, 56,5 x 49,5 cm. 2020

Más sobre / More about Lilian Rosales: Instagram, facebook, BlogArtelista

Muchas gracias por la entrevista y las imágenes Lilian /
Thanks a lot for the interview and images Lilian.
____________________________________________

Shirley Rebuffo es Licenciada en Bibliotecología y Archivología por la Escuela Universitaria de Bibliotecología y Ciencias Afines (Montevideo, Uruguay), Técnica en Museología por la Facultad de Humanidades y Ciencias (opción de Antropología), Objeto, símbolo y espacio en Curaduría. Museología Aplicada y Museología Social – Conceptos, técnicas e prácticas (Campo Grande, BR), Coaching (Campo Grande, BR), Planeamiento Estratégico (Campo Grande, BR) y estudiante de arte y pintura con el maestro Eduardo Espino.

Shirley Rebuffo has a Degree in Library Science and a Degree in Archivology by the Universitary School of Library and Related Sciences (Montevideo, Uruguay), Technician in Museology by the Faculty of Humanities and Sciences (Anthropology option), Object, Symbol and Spance in Curatorship Applied Museology and Social Museology - Concepts, Technics and Practice (Campo Grande, Brazil), Coaching (Campo Grande, Brazil), Strategic Planning (Campo Grande, Brazil), and Art and Painting student under Master Eduardo Espino.
____________________________________________

Texto en inglés / English Text

Lilian Rosales is a Venezuelan visual artist, photographer, journalist and graphic illustrator, born in the province of Cabimas, Zulia, on November 18, 1965. Stimulated by her grandfather who used to watch her draw and paint for hours, at the age of 7 she participated in the elaboration of mural painting for schools in her native province. As a journalist she graduated from the Universidad Católica Andrés Bello in Caracas, with an MFA from the Universidad Autónoma de Barcelona. She attends drawing and painting classes at the Pedro Oporto School of Art, Venezuela, but soon leaves the Academy due to other professional commitments. In 2002 she emigrates to Spain, settling in the city of Barcelona.

Interview by Shirley Rebuffo

Shirley Rebuffo: Where did you study and what was that stage like? 
Lilian Rosales: Although I have been painting and drawing since I was very young, one could say that for years it was an alternative activity to my work as a journalist. At that time I was a journalist who painted and rubbed shoulders with some painters with no other intention than to obtain an interview or a report on them as a figure, although I was lucky at the time to exhibit my work in halls around the country. At the Universidad Andrés Bello in Caracas, Venezuela, I studied the degrees of Audiovisual Communication and Journalism. Later in Spain, I did an MFA at the Universidad Autónoma de Barcelona. As for painting, I am basically self-taught. 
It all started without any pretension. The artistic activity during my stay in Venezuela constituted an urgent alternative resource of expression, an opportunity for catharsis and, finally, the acquisition and development of a language that would facilitate me -without notice- to enter exhibition halls (with individual or collective exhibitions) and above all, the establishment of a closer contact with artists and masters of Venezuelan art such as Manuel Piney, Darwin Araujo (who died recently), Gabriel Bracho, Omar Patiño, Oswaldo Vigas and Edgard Queipo, among others. From the exchange of impressions and some courses I took with them, a more serious intention to continue along these lines was born, an idea that gained ground over the years, driven by the acceptance and good appreciation of my work.

SR: What was it like to change countries? Was there a change of vision for art, for your work?
LR: It has been a hard experience, especially because the decision was a consequence of a deep crisis in my country (Venezuela) which at that time was not even remotely deep enough to reach over the years but which, in the end, generated its first expulsions of professionals in search of opportunities and foreseeing the scenario that would later make news in the world media. My father used to say that emigrating was like being a victim of a fire, and how right he was. It's better to exercise detachment from material things -the ones you left behind-, from certainties you built for your own protection and that of your family, and assume that change that requires infinite flexibility, continuous reflection, unshakable faith and, finally, knowing how to read between the lines the meaning of life until you recover the new rhythm.
Without a doubt, this change in my own existence meant a profound change in my interior and in that of my family, a turnaround in my vision of life and, consequently, in my way of expressing it, which has become evident over the years. That urgency I spoke of overcame the lack of materials I had to work with and influenced my incursion into the use of other techniques such as Indian ink, other more modest supports, and my incursion into drawing as a finished work and not as a sketch for a painting. 
On the other hand, the condition of immigrant for political reasons, knowing that a good part of the people themselves have been left in the middle of a lethal crisis, in a country that is falling apart, cannot go unnoticed, not even with an ocean in between. The pain becomes a companion that fills the backpack and one must know how to drain it to continue the journey. Not only by doing this creative therapy but by putting art at the service of denouncing the inequalities throughout the world, without distinction of flags or ideologies, because in the end the victims end up being victims of each end of the political spectrum, specifically of selfishness and the blindness of power. The pain itself and the perception of the one that afflicts others, in its most edifying version (in a sort of sublimation) also allows to recreate new and possible scenarios, utopias that like oxygen balls feed a positive, useful and transferable attitude to my job as a journalist. In this context, despite the fact that I never abandoned the exercise, art began to gain ground during my stay in Spain; opportunities for new exhibitions arose, forcing me to live in this expressive duality whose dynamics are now indivisible and immensely useful to me.
On the other hand, this art-journalism binomial has given rise to very interesting and nourishing links with other artists, with other visions, allowing me to be part of an amalgam of Latin American creatives that throbs in the heart of Barcelona, artists of different generations that in that warp formed between novices and veterans of the stature of Ricardo Benaim, open new spaces for dialogue from the territory of art itself, constituting an interesting contribution from exile to contemporary art made in Spain.

SR: Tell me an episode of your life that you think has marked you to follow the path of art. When did you start painting?
LR: My maternal grandfather when he saw me for 5 hours (maybe he exaggerated) lying on the floor in a kind of trance recreating my imaginary world, sentenced: "This girl is going to be a painter". I was 6 years old and my adoration for that activity was extraordinary and the only one marked by self-discipline. Drawing and then painting has been a vital activity that I have never been able to rid myself of. It was a rather intimate activity. Probably the turning point was a commissioned mural that I did when I was still a child. It released adrenaline, noradrenaline and other hormones in spurts. Since then I need that trance to give meaning to my existence. 

SR: Do you suffer from nostalgia?
LR: What outcast doesn't feel nostalgia?  A bad son of the land...
How not to feel it? The Greeks who, for obvious reasons, were some advanced ones that marked the western civilization in the elaboration of the globalizing conception of man and his destiny, already knew in that time of the devastating effect of nostalgia, turning the exile in the worst condemnation, in the capital punishment par excellence. A punishment worse than death. Their idea was based on the fact that the exiled, who possessed memory as an attribute, was aware of his destruction when he was erased from history. 
The artist in exile has an inexcusable duty to the culture he integrates, to the very history of his people - which is not only that of the country that gave birth to him - but of that territory without borders in which the whole of humanity lives and which, deep down, demands commitment to look more inward in an era of great distractions. The artist in exile feeds on nostalgia, yes, sometimes on discouragement and adversity to highlight his own vulnerability, that which has been rediscovered by the whole world during the days of the pandemic. The artist in exile, from this awareness of his own vulnerability, raises his strength and thus vindicates his condition as "part of an indivisible whole", becoming more empathetic and, therefore, closer to the possibility of representing the ominous testimony of death and its counterpart in the intimate memories of life while celebrating in gratitude. As Galeano said (Days and nights of love and war) "to be alive is a small victory" is to be able to be happy despite the goodbyes and crimes. 
Nostalgia is also restorative, it counteracts the effects of distance when it helps to rebuild the lost place and creates a collective memory about exile, when it meditates about space and time, creating a symbolic space that also has anthropological value.

SR: What is your favorite means of expression? 
LR: I move irremediably in three dimensions: narrative, photography and painting as far as creation is concerned. I can't do without any of them because in view of my unfaithful condition in expression, they offer me the variety and complementarity I require.

SR: What would you say is the most difficult thing to represent?
LR: There is nothing difficult to represent as long as creation is such an intimate and subjective exercise. I believe that in the path of creation everyone has their own Achilles' heel: for some the technical aspect, for others the object represented, the emotions, for example. What is difficult, in fact, is to live from painting when you are not a consecrated artist.

SR: Ochre reigns in your color palette, filling in "sands" and impacting the retinas. What emotional values do you think this color brings to your work?
LR: I confess that in a good part of my work warm colors are the rule that prevails. In relation to the Zulos show in particular, it is certainly the ochres that populate that universe and refer us back to the theme of nostalgia, the past and nostalgia, insofar as it is an element of rigor in the subject matter that I deal with and which has to do with the castrating reality that some migrants face and which is unfailingly related to the immediate past and the sense of loss. 
I start, fundamentally, from the emotions, which provide me with a kind of reflex arc that ends up on the fly by choosing the palette. However, I do not deny that I have present in a more experimental way the psychological, symbolic or aesthetic values of color, the interactions and chromatic harmonies, but I prefer to leave the biased analysis of these resources to those who interpret my work. 

SR: What technique do you use to elaborate your works?
LR: I worked for a long time on medium to large format canvases with a mixed technique involving acrylic painting, oil pastel and color pencils. On canvas I like to use a palette knife to add textures (impasto), also scumbling and glazing. I enjoy working with putties, salts and the like. Although honestly at the time of work I respond to a pulse and these names do not tell me anything. It is the inner demand translated into urgency that moves me to do one thing or another on the canvas, wood or cardboard. 
On the other hand, I work the illustrations on textured paper or cardboard. For this I prefer to use ink, sometimes acrylic and I even experiment with post-production in Illustrator. 

SR: Where do you find inspiration?
LR: In one's own concerns and questions about existence, its meaning and purpose. In the emotions that move us, in the existential anguish in universal terms, in the denunciation of the injustices, the inequities, and in the insight within one's own memory as a guide that, coming from the past, projects alternatives for the future in an assertive way.
The pandemic was, for example, an event that triggered a special work on those universal questions that, as subjects, I believe we must ask ourselves and try to answer. 

SR: How important do you think reflection on the feminine is in your body of work?
LR: Obviously, real art is neither male nor female, but human.
Until the 20th century women had been the object of art, objectified, muses, models or companions. Between the beginning of the 20th century and the 1970s, European and North American artists, from cubists to representatives of Pop Art, maintained that idea that justified the persistence of women's subordination to men. They were merely objects of possession and desire. They were represented instead of representatives. Beyond joining the more than justified struggle for egalitarian rights, I believe it is necessary to highlight the feminine view of the world and its reflection that can contribute much to redirecting the destiny of humanity. In the end, it is a world in which we all fit.
In this respect, there is still a long way to go, and I believe that the feminine vision must enter once and for all, and through the big door, into the debate on important issues, and give universal answers about the meaning of one's own existence - that of all: men and women - in the task of designing a more egalitarian and just world model.
The holistic view of women, welcomes with a special balance the cognitive and the affective, are balance and harmony, which every day is more urgent in global terms.
I see the world through women's eyes, intelligence and sensibility, which is why I am very concerned about our still limited participation in culture, in the present, in fundamental decision-making. 

SR: Do you work on your memories and experiences?
LR: I work on reflections and impulses. The memories that I bring back serve me to put in value the present and to project scenarios to the future, the scenarios that I hate to see and those that I yearn for the good of humanity.

SR: What attracts you to the oneiric?
LR: Without a doubt it is a world necessary for one's own equilibrium and fascinating as a source-resource for creation, because it has no justification or boundaries and it investigates the volitional processes of each subject. Creation based on the dream is born in complete freedom. Its interpretation has no limits. What space can be more coveted than this? I am not a friend of the parapets. 
I like sometimes, but not always, to get away from reality as we know it. I enjoy the experience of creating a kind of crack through which people can look out and contemplate, reflect on universal issues from their own experience, like someone looking in a mirror.
But it is my painting that has more to do with that world of the dream than the illustration itself. And that is because the former is for me the main activity, my passport to freedom, to my own reflections. The second can sometimes respond to certain predetermined guidelines, since some works are the product of commissions, others have been destined for competitions, and only those that are freelance are painted with the oneiric and/or surrealist as a liberation of the psyche and an invitation to continue dreaming and directing our attention towards ideals. Without them, without the utopias, I believe that all individuals (including myself) would be anchored in mediocrity, fear, conformity, inequality and oppression.

SR: In which artistic movement would you frame your works?
LR: I hate labels and categories, although I understand that they are necessary insofar as they allow us to understand and organize the world around us. But I can't abstract myself and forget that they also constitute a reductionist and sometimes dangerous kind of reality that we try to understand. I hate hashtags and being a journalist I have been forced to learn how to use them, but I confine them to oblivion every time I can or I mix them up with a certain carelessness to change their meaning. So when I hang a picture on my Instagram account, people often ask me, "Why did you put the hashtag from #people_and_world on some wired poles? And there I get caught in the connections I make between an object or objects like the wireframe, and the idea of "old links" that refer me to the human. Why can't I use that hashtag then? I understand that, if I evaluate it according to that counting visits, traffic and likes I am really out. But since that is not my interest but rather my enjoyment in sharing that idea of the world, I have nothing left to do but laugh at those who reproach me for the misuse of a tool, that on the other hand is paradoxical, being a journalist. 
However, as a last resort, surrealism affects a good part of my work in an unequivocal way.

SR: Do you think that your work as a journalist has helped you or on the contrary has taken time away from the development of your artistic work?
LR: Combining both activities is often complicated as we are subject to the finitude of time. I have always wanted my body to perform more than it can because my head doesn't stop. But apart from this insurmountable fact, it's all about profit. The job of a journalist is wonderful for someone who embodies an artist. By professional default, it refines its gaze towards surroundings (or at least that is what it should do) and deepens the paradox of increasing empathy, while demanding distance from the facts and their protagonists in pursuit of utopian objectivity. It is an exercise of contamination between both disciplines, of coming and going, which creates very strong links with humanity through commitment, which permanently forces us to try to formulate those universal questions and to project possible solutions. All that I describe there is also the germ that feeds my creation with a kind of voracious appetite looking for an echo in others because I understand that only connected we can build.

SR: What role do you think the egos of others play in your work?
LR: Everything as long as my work is an imposture before them, and certainly not Freud's ego (self), nor the equivalent of self-love. I refer to that individualistic or narcissistic ego, the one linked to selfishness, which is much closer to the Freudian "it" (individual needs). 
This pandemic has shown us the need to emphasize our condition as social subjects. The collective is imperative so that society is strengthened and the individual as a unit enjoys certain securities. Behind all this is the necessary social justice that I will not tire of demanding. It's like having a tapestry with a beautiful figure that, seen as a whole, is red but that, when you approach it, is made up of very small threads of tonalities that go from red to white, and even to any other alternative color. The red that predominates seems to be the "essential" and irreplaceable one, but it is enough to pull another small thread to ensure that the fabric is dismantled, putting at risk the form and the concept as a whole. That is what we are doing in sustaining a society of injustices and I believe that the covid-19 has come as a reminder of how much interdependence exists between one and the other, and that in the end it is worthless to flaunt power or wealth when a threat like this puts us all on an equal footing.
That is the lesson of the pandemic, a reminder, a mirror for those who embody those red threads, so that the egos and the self-styled powerful remember that their survival is also contingent on the well-being of the white threads.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 2069

Trending Articles